UNA ISLA SORPRENDENTE. A CORUÑA

Año: 1999

Autores: Néstor Montenegro, Santiago Becerra

Primer premio

A la pregunta planteada, una isla sorprendente, intentamos responder con una nueva pregunta, un agujero en el mar,  ambas cuestiones parecen no necesitar una respuesta concreta sino mas bien un camino de sugerencias que inviten a divagar sobre espacio y lugar. 

El espacio, aquí, no es más que la manifestación de algo que se encontraba latente, el vacío se encuentra vinculado con lo propio del lugar, y por tanto no es falta sino algo a poner de manifiesto. El vacío, no es nada, juega como un acto fundante que busca forjar lugares.

El lugar, creado, algo sin referencia, homogéneo, continuo que  sugiere la vuelta a los elementos naturales de ubicación, la sombra, el sonido… el recuerdo como base principal del ser. De este recuerdo surgirá un paisaje natural-artificial, ya  que aquello que nos es desconocido, como tal, nos parecerá siempre artificial en la manera que no lo podemos relacionar con ningún concepto previo. Aparece así una dicotomía entre lo artificial, lo creado por el hombre, y la  aproximación a lo natural mediante este artilugio. Así la definición del lugar no es sino la de un espacio contenido por la propia naturaleza. El lugar te embauca en un camino hacia ti mismo, te aísla de lo explorado y te encierra en lo desconocido.

Varios parámetros se unen en este punto del discurso para potenciar la realidad de esta teoría. Así, el que  será contenedor por retención, toma la formula que le pide el contenido retenido, una masa homogénea en horizontal, cambiante en vertical, que no hace sino aportar condiciones iniciales que resuelven el conflicto de la forma. Ésta, no entendida como objeto, sino como resultante de la conjunción de unos esfuerzos.

Y el tiempo como algo propio, como lo único intangible pero al mismo tiempo material, que hace que el hombre se sienta en el control de una situación, de su situación, de la situación frente a la cual ha de buscar una referencia. Hemos redescubierto el fondo marino y lo hemos sacado de  contexto, le hemos creado un telón y lo hemos llenado de miradas, ¿y ahora qué? El siguiente paso corresponde al que lo  vive, a su momento y a su tiempo.

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